Volver a Thoreau
¿Acaso no soy en parte hojas y vegetal?
H.D Thoreau
Un amigo me contó que su primer acercamiento a Rimbaud
no fue gracias a la recomendación de un profesor ni a un libro en una
biblioteca, sino a través de una película protagonizada por Leonardo DiCaprio.
Esto me hizo reflexionar sobre las diversas maneras en que descubrimos a los
escritores. Algunos los encuentran por la música, como Poe a través de The
Cure, mientras que para otros, una buena película puede ser la puerta de
entrada.
Mi primer encuentro con Thoreau fue al ver La sociedad de los poetas muertos. Recuerdo especialmente aquella
escena donde John Keating cita la famosa frase: "la mayoría de los hombres
llevan una vida de silenciosa desesperación". Otro momento memorable es
cuando los jóvenes leen fragmentos de Walden
en una de sus reuniones secretas. Aunque la película a veces cae en el
sentimentalismo y repite algunos clichés sobre la poesía, logró que muchos
espectadores recordaran la filosofía del carpe
diem y se acercaran a la obra de varios poetas norteamericanos.
El segundo encuentro fue gracias a Mary Oliver,
pues ambos poetas tenían una relación particular con la naturaleza,
especialmente con los bosques. Quizá mi búsqueda espiritual y la necesidad de
recorrer senderos hicieron que estos autores tuvieran un impacto profundo en
mí. En mis caminatas, sus palabras resuenan y hacen que mi experiencia sea significativa.
Al igual que Emerson y otros trascendentalistas, el pensamiento de Thoreau quedó en el olvido por un tiempo, pero en las últimas décadas ha vuelto a captar la atención, esta vez gracias al movimiento hipster y a los adeptos al minimalismo. A mediados del siglo XIX, Thoreau ya era conocido por ser autosuficiente, vegano y ambientalista. Cumplió su deseo de vivir en una cabaña en el bosque, no tenía un trabajo estable y se negaba a seguir los preceptos de su época. Un artículo sugiere que el autor de Walden experimentó crisis que, un siglo y medio después, serían muy familiares para los millennials.[1]
Ocurre algo curioso con autores como Thoreau: no resultan del todo accesibles y se llega a ellos por otras vías. También he observado el desinterés de las academias por la filosofía norteamericana y su legado. Si bien existen bastantes estudios relacionados con sus ideas políticas, aún falta por explorar otras temáticas en su pensamiento, lo cual resulta paradójico, considerando la riqueza y complejidad de su obra.
Un personaje polémico y enigmático como nuestro
autor genera opiniones encontradas. En un primer momento, se suele idealizar la
idea de vivir en una cabaña, cultivar los propios alimentos y llevar una vida
minimalista. Sin embargo, se dejan de lado las circunstancias que facilitaron
este experimento. Es bien sabido que el terreno donde construyó la cabaña
pertenecía a su querido amigo Emerson y estaba ubicado a dos kilómetros de
Concord, su ciudad natal. Thoreau podía desplazarse fácilmente a la ciudad para
visitar a amigos y familiares. Además, se pasa por alto el hecho de que su
padre poseía una fábrica de lápices, lo cual contrasta notablemente con su
profundo amor por los bosques. Se podría decir que estas condiciones le
ofrecían la posibilidad de adoptar una postura disidente y radical.
Por un lado, sus detractores remarcan su
evidente puritanismo y misantropía, incluso su hipocresía por pertenecer a una
familia acaudalada. En un artículo bastante polémico, Kathryn Schulz[2] alude a la indiferencia de
Thoreau al ver la tragedia de un naufragio en un puerto cerca de su ciudad
natal. La autora también menciona que la fantasía descrita en Walden más bien se trataba de un deseo adolescente
para escapar de sus responsabilidades y de la convivencia con otras personas.
Otra controversia bastante sonada fue la que
suscitó la ropa de Thoreau, ya que se dice que su madre hacía su lavandería mientras
él llevaba una vida contemplativa en su cabaña. Sobre esto, Rebecca Solnit
menciona la insistencia por demeritar a los escritores por no saber hacer su
lavandería. ¿Hasta qué punto debe importarnos si los escritores hacían sus
tareas domésticas? ¿Es necesario exigirles pureza y coherencia total a los
artistas? No deseo detenerme en este asunto y quizá esto también amerite otra
entrada.
Siguiendo con la crítica a la figura de
Thoreau, se le suele comparar con su contemporáneo Walt Whitman. Si seguimos
esta óptica, el escritor de Hojas de
hierba lleva la delantera. Habría que recordar que ambos eran personajes
bastante peculiares para su época; sin embargo, Thoreau carecía del carisma y
la vitalidad de Whitman. Basta recordar que uno observaba desde la multitud y
el otro desde una cabaña solitaria. Hace algún tiempo, pude leer Conversaciones con Whitman[3]
y me pareció bastante interesante la opinión de Walt sobre Henry, pues, a
pesar de la admiración mutua, el encuentro entre ambos resultó decepcionante y
el autor de Desobediencia civil dio
la impresión de ser un sujeto arrogante e indiferente hacia las demás personas.
En el extremo opuesto, los defensores de
Thoreau suelen hacer hincapié en la congruencia respecto a otros temas
verdaderamente relevantes como su lucha contra la esclavitud, su oposición al
militarismo y el respeto a la naturaleza. Sigo pensando que es bastante
admirable el hecho de oponerse a pagar impuestos para financiar la guerra con
México. Si bien Henry procedía de una familia con recursos, siempre tuvo que
trabajar para ganarse la vida. Realizó varias actividades, fue profesor y
topógrafo, pero ninguna resultaba tan placentera como caminar por el bosque y
observar la naturaleza.
Para Jedediah Britton-Purdy[4], Thoreau fue un radical y corrió riesgos por ser abolicionista. Invitó a Frederick Douglass a hablar en el Liceo de Concord y ayudó a personas esclavizadas a huir a Canadá. Por otro lado, Thoreau también fue un agudo observador y estudioso de la naturaleza, cuyas importantes contribuciones a la historia natural lo convierten en uno de los precursores del ecologismo. En su pensamiento, resalta la idea de que la conexión con el mundo exterior requiere, ante todo, una profunda conexión con uno mismo.
En lo que a mí respecta, coincido en que ningún personaje puede ser absolutamente coherente y perfecto. Me resulta curioso cómo alguien que creía en la sabiduría de la naturaleza podía ser en ocasiones misántropo. Rescato su interés por el mundo natural, alejado de la mirada antropocéntrica. Se queda conmigo ese Henry que prestaba atención a los detalles, creía en la unidad con el mundo y en una vida en armonía con la naturaleza. También el que optaba por la desobediencia civil como un acto de protesta legítimo.
No sé qué más podría añadir una persona que escribe
lo que le ocurre y que tiene poco en común con un sujeto del siglo XIX, aunque quizá
sí exista algo que nos une: la necesidad de llevar una vida más libre y
significativa. Por ahora, no planeo mudarme a una cabaña, pero pienso en sus
palabras mientras miro el vaivén de los árboles.
[1] Henry David Thoreau Was the Original
Hipster Minimalist." Quartz, Quartz Media, 28 Dec.
2016, https://qz.com/884130/henry-david-thoreau-was-the-original-hipster-minimalist.
[2] Schulz, Kathryn. "The Moral Judgments of Henry David Thoreau". The New Yorker, 19
Oct. 2015, https://www.newyorker.com/magazine/2015/10/19/pond-scum.
[3] Whitman, Walt. Conversaciones. Selección y traducción de Rafael Cadenas. Monte Avila, 1994.
[4] Purdy, Jedediah Britton. "Thoreau Was a Radical in His Seasons." The Nation, 1 Mar. 2017, https://www.thenation.com/article/archive/thoreau-radical-seasons/.
Henry David
Thoreau por Benjamin D. Maxham. National Portrait Gallery, Washington.
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