Sobre los jueves
Son las diez de la mañana y hay niebla en la
carretera. Minutos más tarde, llego a la Terminal de Observatorio. Ingreso al
metro. Los vagones están llenos. Escucho el sonido que hacen las puertas al
momento del cierre, como una llamada antes de saltar al vacío.
Llego al trabajo. Es día de pago en la
Universidad. Las personas se saludan. En esta ocasión, académicos y administrativos
parecen tener buen ánimo. Me lo contagian. Recibo mi cheque. Me despido de la escuela.
Cambio de planes y me dirijo a Bellas Artes.
Llevo meses viajando a la Ciudad de México. Estoy
agotada. Recorro la misma ruta para llegar al trabajo. Parezco una sombra que transita
un túnel sin salida y busca regresar a casa. Hace dos años que no visito el
centro. Hace años que dejé de ser una turista ilusa. Camino y tengo miedo de
encontrar una urbe distinta. Sé que la gente ya no es la misma.
Entro al vagón rosa. Las mujeres miran su teléfono.
Algunas duermen, otras están atentas a la siguiente parada. Hay quienes se preparan
para cruzar el umbral. Viajar en metro es estar suspendido en el tiempo. Cada
estación es un círculo dantesco.
Consigo llegar a Bellas Artes. Escucho el
sonido del organillero. Se han ido las últimas flores violetas. Hay un olor curioso
a árboles y a orina. Un hombre habla al vacío.
“¿Quieres saber cuál es el camino de la vida eterna? No es Allah, Buda ni
Krishna. Es Jesús”. Pienso en que no hay vida eterna. Continúo mi camino.
Miro la fachada principal. Entro al museo. El art decó predomina en el interior. Me reciben las luces del vestíbulo. Me
imagino en una película de los años treinta. Inicio mi recorrido por la
exposición. Veo un Pez soluble. Aparece un cuadro de Dalí. Me veo
como uno de los visitantes tardíos de Pompeya, de Carel Willink. Se asoma una fotografía
de Man Ray. René Magritte siempre sorprende.
Me incomodan los espectadores pedantes. Guardo silencio.
Quizás lo surreal no se puede explicar. La exposición es breve. Al salir, me encuentro
con los vestidos de Silvia Pinal. Observo el cartel de "El ángel exterminador". Tengo hambre. Voy
rumbo al Barrio Chino. Los jueves no pasa nada.
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