Sobre cortarse el pelo



Se dice que los guerreros maoríes creían que un corte de pelo podía alterar el buen tiempo. Los truenos y los relámpagos tenían una estrecha relación con los cabellos arrancados por el peine. Por el contrario, la persona que realizaba el corte tenía prohibido probar alimentos o realizar cualquier otra actividad. Sólo era posible liberarse del tabú mediante varios conjuros y una ceremonia ritual.

La situación ha sido distinta para las mujeres. El corte de pelo también fue una medida de control. A las sospechosas de brujería se les cortaba el pelo para confirmar que, efectivamente,  eran brujas. En siglos anteriores, las mujeres que llevaban el pelo corto evidenciaban su pobreza. Incluso algunas se veían en la necesidad de vender su melena para poder comprar alimentos. Recordemos a Fantine y Jo March; ambas tuvieron que deshacerse de su bien más preciado para obtener dinero. Pienso en todo esto mientras veo cómo caen los mechones de pelo en el suelo. Observo cómo se desploman al ritmo de los tijeretazos, como pequeñas hojas secas que caen de un árbol.

Llevo años visitando la “Estética Chucho”. Chucho hijo, es una de las pocas personas que trata mi pelo con cariño. Curiosamente, él ha perdido el suyo. Chucho es de esas personas que, como se dice vulgarmente, "tiene buena mano". Regreso a él cuando mi cabello no tiene más remedio. He de aceptar que mi pelo ha padecido los estragos de los tintes y de la mala alimentación. Asisto a la estética como último recurso, como si las manos de Chucho me devolvieran la esperanza.

La estética Chucho tiene una decoración mística. En el fondo, se puede ver una foto de Chucho padre; lleva unos lentes de los años ochenta y se parece a un personaje de Caracortada. Cerca de la entrada hay una imagen de San Miguel Arcángel y un vaso de agua. Los espejos tienen marco de latón. Los precios están escritos en una hoja de color: mujeres $60, hombres $40. Las paredes están decoradas con afiches de los años noventa. Abuelos, hijos y nietos esperan su turno para un corte de pelo.

Mientras tanto, pronuncio muchos conjuros y también espero mi turno. Hay ocho personas delante de mí. Tengo sesenta pesos y la esperanza de un nuevo comienzo. 





Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares